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8 feb 2025|7 MIN.
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Operación húngaro-eslovaca de desacreditación de Ucrania: intento de involucrar a los checos

Getty Images

*Moscovia – nombre histórico y correcto de la Federación Rusa

Tras su visita a Moscú, el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, comenzó a acusar activamente a Ucrania de intentar derrocar su gobierno. Desde afirmar que la mayoría de los manifestantes eran ucranianos hasta acusar a los servicios de inteligencia ucranianos de orquestar su destitución. Sin embargo, no presentó ninguna información veraz ni datos estadísticos.

Las acusaciones de Fico se intensificaron en enero de 2025, cuando Eslovaquia sufrió el mayor ciberataque de su historia contra la Oficina de Geodesia, Cartografía y Catastro, lo que paralizó durante semanas las transacciones inmobiliarias, hipotecas, registros de tierras y otros procesos.

El gobierno de Fico culpó a Ucrania sin pruebas. Curiosamente, el ataque se llevó a cabo mediante un método de cifrado de datos que los hackers moscovitas ya habían utilizado en 2023 contra el Banco Nacional de Eslovaquia, el Consejo Nacional y el Ministerio de Defensa. Además, ocurrió casi inmediatamente después de que una gran delegación encabezada por Danko, aliado de Fico dentro de la coalición, regresara de Moscovia.

Fico utilizó el ataque a estos registros eslovacos para reforzar sus afirmaciones de un golpe de Estado orquestado desde el exterior. Con estas declaraciones, el primer ministro intenta justificar las masivas protestas antigubernamentales en Eslovaquia, evitando reconocer que son consecuencia directa de su propia política.

Pero el verdadero objetivo de todo esto es el siguiente: en un contexto de protestas masivas y problemas gubernamentales, Fico trata de construir la imagen de un enemigo externo agresivo —Ucrania y la UE— que actúa a través de una «Ucrania sin escrúpulos».

De forma llamativa, el gobierno del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, casi simultáneamente adoptó el mismo discurso sobre la supuesta «injerencia de Ucrania en los asuntos de sus vecinos». Primero, el líder de la fracción parlamentaria de Fidesz, Kocsis, acusó a Ucrania de dirigir una campaña de desprestigio contra Orbán. Poco después, el director de comunicación del partido Fidesz, Tamás, acusó a la oposición húngara de recibir financiación de Ucrania y de haberse «vendido a los ucranianos después de que los estadounidenses cerraran la financiación de USAID».

¿Una coincidencia o algo más? Es muy probable que estas acusaciones formen parte de una estrategia defensiva de Orbán. Surgieron justo antes de que se descubriera que el primer ministro húngaro poseía un castillo no declarado, registrado a nombre de su padre, valorado en 45 millones de euros (15 millones el castillo y 30 millones en su restauración). Esto, a pesar de que Orbán y su esposa solo declaran oficialmente 14.000 euros en ahorros.

Por lo tanto, la narrativa de los «enemigos externos en forma de Ucrania» llegó en el momento perfecto para que el primer ministro húngaro se defendiera de otro escándalo de corrupción.

El objetivo encubierto de las acciones de Orbán y Fico es presentar a Ucrania como un país que «no se diferencia de Moscovia». El siguiente paso es equiparar a la víctima de la agresión con el agresor y, con ello, justificar la necesidad de reducir el apoyo a Ucrania.

Todo esto forma parte de una campaña de desinformación más amplia que busca equiparar a la víctima con el agresor. Por un lado, pretende «satisfacer» a Moscovia y debilitar la posición de Ucrania, y por otro, sirve como una táctica de distracción ante problemas internos, presentando a Ucrania como un enemigo externo.

Otra de las metas es fabricar un falso argumento para no endurecer las sanciones, no defender a Ucrania y justificar los bloqueos húngaros y eslovacos alegando que Ucrania comete «graves violaciones internacionales» contra ellos.

Dado que Fico y Orbán tienen una imagen poco favorable en el ámbito europeo debido a sus vínculos con Moscovia y numerosos escándalos, ambos están interesados en encontrar un socio adicional que refuerce sus tesis.

Intento de involucrar a los checos

Parece que Viktor Orbán planea encontrar un socio en su colega del grupo europeo, el político opositor checo Andrej Babiš. Y esto sería una decisión bastante natural después de que el intento de normalizar las relaciones entre el actual gobierno checo y Orbán fracasara por completo, sumando nuevos escándalos y acusaciones a las ya complicadas relaciones checo-húngaras. Por ello, el primer ministro húngaro está dispuesto a continuar el conflicto con el actual gobierno checo, apostando por Babiš como el posible ganador de las elecciones checas y la oportunidad de reiniciar las relaciones posteriormente.

En este contexto, el ministro de Asuntos Exteriores húngaro, Péter Szijjártó, junto con una delegación bastante numerosa, incluidos representantes de diversas instituciones, viajó a una reunión a puerta cerrada con Babiš, según informaron los medios checos. La reunión debía realizarse sin llamar la atención, pero esto no ocurrió.

El gobierno checo acusó a los húngaros de violar los protocolos, ya que no notificaron la presencia en el país de un alto funcionario húngaro. Chequia calificó estas acciones como «eventos decepcionantes».

Se sabe, sin embargo, que los representantes de Babiš se reunieron con la delegación húngara durante tres días. Primero, hubo una «reunión desconocida» con alguien de Hungría. La segunda reunión fue con el ministro húngaro Szijjártó. La tercera, con representantes específicos del ministro. Este secretismo genera sospechas sobre los verdaderos objetivos del encuentro.

Estos hechos pueden indicar un intento en varias fases de llegar a algún tipo de acuerdo de manera inmediata y operativa.

En esta etapa, estoy más que convencido de que se trata de un intento de la parte húngara de persuadir a Babiš para que convierta la acusación de injerencia de Ucrania en las elecciones en un elemento de su campaña electoral. Se trataría de emplear una retórica muy similar a la utilizada por el partido promoscovita «Sueño Georgiano» durante su propia campaña electoral en Georgia, la cual le dio ciertos resultados.

El objetivo de estas acciones de Orbán, disfrazadas de «preocupación por el futuro de Babiš», es involucrar a una «tercera parte» (menos comprometida) en las acusaciones contra Ucrania. Esto se debe a que, debido a su imagen, Orbán y Fico son percibidos como demasiado sesgados, lo que hace que sus acusaciones se reciban con escepticismo.

Babiš, en cambio, es el candidato más idóneo disponible: durante mucho tiempo formó parte de ALDE y ahora inicia su campaña electoral.

La lógica es simple: encontrar puntos de beneficio mutuo para utilizar las acusaciones contra Ucrania en interés propio.

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