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19 ago 2025|17 MIN.
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Peter Thiel. ¿Cómo puede Ucrania influir en las élites estadounidenses?

El multimillonario estadounidense Peter Thiel, además de sus numerosas empresas y sus peculiares convicciones ideológicas, también es conocido por haber “creado” al actual vicepresidente de EE. UU., J. D. Vance, a quien ya se le augura la futura presidencia.

Ucrania necesitará a Estados Unidos como aliado en el futuro. Para ello, debe asegurarse la simpatía de las élites estadounidenses. La influencia de Peter Thiel en la política estadounidense está creciendo. ¿Cómo puede Ucrania ganarse al multimillonario y está él interesado en ello?

¿Cómo piensa Peter Thiel?

Las ideas políticas de Peter Thiel pueden parecer a la vez extrañas y típicas, dependiendo de la óptica. A menudo se le denomina libertario conservador. Esta definición en sí ya puede sonar sincrética, es decir, como una combinación de elementos difícilmente conciliables. Además, siendo abiertamente gay, Peter Thiel se pronuncia con dureza contra la ideología woke, las marchas del orgullo y la política de identidad en general, apoyando valores republicanos. Dado que la figura de Peter Thiel resulta bastante atípica, conviene analizar con más detalle de dónde nacen sus pensamientos.

Ya en sus años universitarios, Peter Thiel fundó un periódico conservador y se dio a conocer por sus ideas libertarias. Despreciaba no solo la idea del Estado, sino también la de la democracia, a la que consideraba una forma corrupta y burocratizada de oprimir a la gente talentosa. En 2009, Thiel dijo directamente: “Ya no creo que la libertad y la democracia sean compatibles”. Para Thiel, la libertad es la posibilidad de crear algo nuevo sin mirar atrás a los dogmas.

Sin embargo, con el tiempo sus puntos de vista empezaron a cambiar profundamente y a impregnarse de admiración por los “líderes fuertes”, capaces de imponer orden y garantizar la libertad. Cada vez habla más de las necesidades de América, de los intereses nacionales y de los “enemigos”. En una conferencia de 2019 señaló tres “enemigos”: China, Google y las universidades. China aparece como enemigo tecnológico natural, Google como traidor por colaborar con China —y Thiel llegó a proponer medidas radicales contra la compañía—, y las universidades como enemigas por el “virus del marxismo cultural” y las deudas estudiantiles. En esa intervención promovió subir los aranceles, obligar a las universidades a compensar las deudas de los estudiantes y reforzar el control estatal en nombre de la nación. De los términos clásicos libertarios como reducción del gasto público o libre mercado, no hubo ni rastro. Estos cambios reflejan un pesimismo ideológico en Thiel. Considera que la civilización occidental ha entrado en estancamiento y ya no busca grandes logros. Para resolver esto se necesita un líder fuerte, incluso un dictador, que sea capaz de construir un nuevo sistema. Es decir, para él el Estado tiene un objetivo: ver el futuro. Y para Thiel, ese futuro es exclusivamente tecnológico.

Thiel siente fascinación por la generación de los años 50, que se marcaba como metas el salto tecnológico: el viaje a la Luna, el espacio, tecnologías que revolucionaban el mundo, y todo ello con el apoyo activo del Estado. Ese concepto para Thiel es ideal. El Estado, en su visión, debe sostener a la gente talentosa y promover la tecnología, lo que ha de ser un interés de toda la nación. Muchos intentan encapsular las ideas políticas de Thiel en un único sistema, llamándole, por ejemplo, tecno-fascista, tecno-nacionalista, tecnócrata utilitarista o partidario de una dictadura libertaria. Más allá de la diferencia de etiquetas, conviene subrayar lo esencial: la ideología de Peter Thiel se basa en el pesimismo hacia el presente y el utopismo hacia el futuro. En este marco, instituciones tradicionales como el Estado pueden permitirse ser dictatoriales o severas, pero deben ser eficaces. La cuestión de la identidad, en cambio, es solo un factor que distrae a la sociedad de los problemas reales. “Cuando era niño, los grandes debates giraban en torno a cómo derrotar a la Unión Soviética. Y ganamos. Ahora nos dicen que los grandes debates son sobre qué baño usa cada cual”, decía Thiel.

A la vez, Peter Thiel tiene alergia a la burocracia. En su libro Zero to One, ya en la página 12 escribe: “Las jerarquías burocráticas se mueven despacio, los intereses enquistados evitan el riesgo. En las organizaciones más disfuncionales, la imitación del trabajo —mostrar una febril actividad— se convierte en una estrategia de carrera mejor que el trabajo real”. Y luego añade en tono jocoso: “Si esto describe a su empresa, debería dimitir inmediatamente”. No acepta los asuntos prolongados y burocratizados, y pronto pierde todo interés en ellos. El tema central de su libro es la filosofía de que necesita rupturas, no un movimiento largo, aunque sea en la dirección correcta. Prefiere invertir en empresas pequeñas, donde las acciones y decisiones son inmediatas, antes que en grandes corporaciones. También formula la Ley de Thiel: “Una startup mal concebida desde el inicio no puede corregirse”.

A Peter Thiel le influyeron varios filósofos. Ante todo, René Girard. La idea central de Girard es el “mimesis”: el proceso por el cual la gente imita el comportamiento y los deseos de los demás, lo que provoca competencia y la aparición de un “chivo expiatorio”, que solo puede superar un líder especial. Simplificado al extremo cotidiano, suena así: no repitas el éxito ajeno, crea el tuyo; no sigas a la masa, piensa por ti mismo; no busques un “chivo expiatorio”, crea nuevas ideas.

Peter Thiel también es adepto de las ideas de Carl Schmitt y Friedrich Nietzsche. Del primero tomó la idea de un líder fuerte, capaz de decidir cuando la democracia está paralizada; del segundo, la noción del “superhombre” que no se somete a las normas morales de la masa, sino que crea sus propios valores.

Estos filósofos comparten cierta inclinación hacia la visión elitista, algo que atrae a Thiel. Es partidario de que el mundo lo hacen determinados genios, dotados de talento desde su nacimiento, y que ellos deben construir el Estado y ocupar el centro de la sociedad.

Para Thiel, el mundo es un vaso vacío que solo puede llenarse gracias al salto tecnológico y a la innovación. En ese vaso, la democracia, las identidades “woke” y la burocracia son agujeros por los que se escapa el recurso. La única posibilidad es “verter agua a presión”, es decir, mediante un Estado fuerte.

Inversiones políticas (su potencial impacto en el futuro de la política estadounidense)

Comprendiendo el retrato ideológico de Thiel, hay que averiguar a quién apoyó en política. Y aunque todo parece bastante obvio, el diablo está en los detalles. Peter Thiel es uno de los mayores patrocinadores de candidatos en distintos niveles.

Ya en 2016 Thiel aportó 1,25 millones de dólares a la campaña de Donald Trump. Apoyó activamente a Trump y, tras su victoria, se convirtió en asesor y miembro del comité ejecutivo del equipo de transición presidencial. Al mismo tiempo, hizo lobby en favor de sus intereses e influyó en las decisiones de personal. Sus asistentes se promocionaban y ayudaban a conformar la política de la FDA (organismo federal de control de medicamentos, alimentos, etc.), el NSC (órgano consultivo sobre cuestiones de seguridad nacional), trabajaban en el Departamento de Defensa y en el Departamento del Tesoro. De hecho, Thiel creó una especie de red de influencia en la sombra. Según Politico, incluso en broma lo llamaban “el presidente en la sombra”. Este fue el primer gran paso del multimillonario en su influencia política. Más tarde, los caminos de Thiel y Trump se separaron por diferencias ideológicas.

Peter Thiel empezó a financiar a la joven generación, invirtiendo en ellos dinero e ideas. Comenzó el proyecto Vance-Masters. Thiel contrató a J. D. Vance en su fondo de inversión en 2017, y más tarde financió la creación de Narya Capital en Ohio, de la cual Vance fue cofundador, y que se convirtió en parte de una gran campaña de “promoción” de Vance antes de su carrera política. Blake Masters es un antiguo empleado de Thiel, al que también preparaba para la política. En 2022 ambos se preparaban para las elecciones al Senado: Vance en Ohio y Masters en Arizona. Thiel hizo increíbles donaciones de 13,5 millones a Protect Ohio Values para Vance y 10 millones a Saving Arizona PAC para Masters. Esa financiación tan seria convirtió de inmediato a Vance y a Masters en candidatos fuertes, a pesar de su falta de experiencia política.

J. D. Vance ganó en 2022 en Ohio y se convirtió en senador. Y además, lo que es muy importante, poco antes Thiel organizó un encuentro personal entre Vance y Trump. De hecho, el multimillonario hizo que dos políticos que antes habían estado enfrentados se encontraran. Poco después, Vance se convirtió en uno de los principales candidatos a la vicepresidencia.

Blake Masters se destacó por sus críticas a China, a los monopolistas, al “establishment liberal” y a las “élites corruptas”. En muchos aspectos articulaba las ideas de Thiel, pero perdió ante el senador demócrata en ejercicio.

Además, el multimillonario ayudó a diversos políticos, como Josh Hawley, durante su campaña a fiscal general del estado de Misuri en 2016 y al Senado en 2018, Harriet Hageman en 2022, y otros, cuyo apoyo no fue tan grande.

La financiación directa de campañas políticas no es lo único a lo que se dedica el multimillonario. En realidad, su red de influencia es mucho más amplia. La institución clave aquí es la Thiel Foundation, que otorga becas a talentos que abandonaron sus estudios para dedicarse a startups. La fundación en general se dedica a proyectos educativos y atípicos, cuyos graduados más tarde, en ocasiones, se convierten en aliados políticos. Thiel financia el Claremont Institute, uno de los think tanks conservadores. Él mismo es ponente habitual en NatCon (National Conservatism), organizada por la Edmund Burke Foundation, al desarrollo de la cual Thiel también donó dinero. En distintos años intervino allí con Vance, Hawley, Masters, discutiendo la estrategia común. También financió proyectos de la Federalist Society, una asociación de juristas conservadores, y a través de Leonard Leo promovió jueces conservadores. Se señala que apoyó la red de la organización que ayudó a Trump a nombrar un número récord de jueces. Aquí resulta interesante que, aunque Thiel oficialmente no es donante del Project 2025, tiene profundos vínculos con organizaciones y personas que crearon esta iniciativa. Project 2025 es prácticamente una “chuleta” para un presidente republicano. Es un plan de acción ya preparado, una base de cuadros, un marco ideológico: todo lo que un presidente debe hacer lo más rápido y eficaz posible.

Aquí añadiremos sobre Palantir Technologies, empresa dedicada al análisis de grandes bases de datos, de la cual Thiel es cofundador. La empresa colabora activamente con el gobierno de EE.UU., proporcionando plataformas para inteligencia, control fronterizo, etc. Durante la presidencia de Trump, la compañía obtuvo contratos e implementó sus sistemas, en parte gracias al lobby de Thiel en el período de transición. Aquí se combinan ideas ideológico-tecnocráticas y comerciales. La empresa no solo genera beneficios, sino que también refuerza el aparato estatal mediante la recopilación y procesamiento de grandes volúmenes de datos, donde Palantir es un actor clave.

Thiel financia activamente medios de comunicación. Participó en la financiación de la demanda judicial de Hulk Hogan contra el tabloide Gawker, lo que llevó a la quiebra de esa publicación en 2016. En ello puede verse una venganza de Thiel contra la prensa liberal que lo criticaba. Pero más importante es que invirtió en la plataforma Rumble (análogo de YouTube, popular en círculos de ultraderecha) y de forma indirecta contribuyó al desarrollo de Substack, adonde migraron periodistas y comentaristas independientes de orientación derechista.

En 2023 se produjeron ciertos cambios en la retórica de Thiel. Anunció su retirada del financiamiento activo de la política, admitiendo su decepción con Trump. “Todo resultó ser aún más loco y peligroso de lo que pensaba”, concluyó Thiel. En 2024 confesó que Trump lo llamó personalmente pidiéndole 10 millones para la campaña, pero Thiel se negó. Según él, Trump luego llamó a Thiel “puto cabrón” (“fucking scumbag”) en una conversación con Masters. Estas declaraciones evidenciaron la ruptura entre Trump y Thiel.

La red de influencia de Thiel es realmente impresionante. Es difícil evaluarla desde el punto de vista financiero, pero el valor real de toda la red de influencia puede superar los 100 millones de dólares solo en los últimos 5-6 años. Al mismo tiempo, toda la red de influencia, como Palantir, fondos de capital de riesgo, empresas, plataformas: todo esto está pensado como inversiones a largo plazo en sentido político y comercial. Pese a cierto alejamiento de la financiación directa y al conflicto con Trump, Peter Thiel dentro de EE.UU. sigue siendo un mentor ideológico que ha demostrado que puede impulsar la transformación en el movimiento conservador estadounidense, aportar recursos, nuevos rostros e ideas.

Peter Thiel y Ucrania

Después de 2022, Ucrania se convirtió en uno de los principales importadores de armas del mundo. La empresa de Thiel, Palantir Technologies, de la que es cofundador, se especializa en la creación y el análisis de grandes bases de datos, así como en su aplicación en el ámbito de la defensa. En 2022 la compañía abrió su oficina en Kiev. El director ejecutivo de la empresa, Alex Karp, se convirtió en el primer dirigente de corporaciones occidentales en visitar Ucrania tras el inicio de la invasión a gran escala. Los contratos de Palantir estaban relacionados con el Ministerio de Transformación Digital, el Ministerio de Economía y, principalmente, con el sector de defensa. Para la empresa, la experiencia ucraniana resultó increíble.

El propio Karp asegura que: “Palantir es responsable de la mayor parte de la designación de objetivos en Ucrania”, refiriéndose a la artillería, los tanques, el procesamiento de datos satelitales, la inteligencia e incluso las redes sociales. También participa activamente en la cooperación con el gobierno en el ámbito del desminado humanitario: basándose en sistemas de IA, se analizan mapas de campos minados, datos sobre suelos e infraestructuras, y se elaboran recomendaciones sobre el mejor método para limpiar cada zona. La compañía ofreció sus tecnologías a un precio preferencial, entendiendo el valor de adquirir experiencia en condiciones de combate reales, el acceso a especialistas locales y la publicidad que obtenía. Así, poco después Palantir firmó un contrato con el Ministerio de Defensa del Reino Unido por valor de 75 millones de libras esterlinas.

Además, Peter Thiel es inversor en Clearview AI, dedicada al reconocimiento facial. El Ministerio de Defensa de Ucrania utilizó el software de esta empresa para identificar a soldados rusos, detectar saboteadores y verificar a personas. Según el director general de la compañía, la base de datos de Clearview AI contiene más de dos mil millones de imágenes procedentes de redes sociales rusas y permite a los especialistas ucranianos identificar a militares rusos más rápido que mediante huellas dactilares.

Thiel también invirtió en Quantum-Systems, que suministra drones a las Fuerzas Armadas de Ucrania. La empresa recaudó en total 200 millones de dólares para el desarrollo de drones de reconocimiento y abrió centros de producción en Ucrania. Asimismo, Peter Thiel y el fondo Sequoia Capital invirtieron en Neros Technology, que produce drones de ataque de bajo coste, ayudando a la compañía a lanzar la producción en Los Ángeles y establecer presencia en Ucrania para recibir retroalimentación directa desde el campo de batalla.

Todas estas inversiones se realizaron a comienzos de 2022-2023. Ucrania estuvo en el centro de la atención del multimillonario, pero su interés personal en los asuntos ucranianos no adquirió un carácter a largo plazo.

¿Por qué el interés de Thiel por Ucrania no se transformó en una cooperación duradera?

  • En primer lugar, la causa del enfriamiento respecto a nuevas inversiones puede ser el paso de la guerra a una fase posicional. A finales de 2023 se empezó a hablar activamente de buscar vías para poner fin al conflicto y del fracaso de la política europea hacia Ucrania. El propio Thiel no se pronunció al respecto, pero no acepta proyectos prolongados y sin perspectivas, lo que pudo provocar su falta de interés en invertir recursos adicionales.

  • En segundo lugar, el cambio de prioridades políticas. Thiel se abstuvo de hacer donaciones en 2024, centró su atención en la inteligencia artificial, las criptomonedas y las inversiones empresariales, aparentemente decepcionado con la orientación ideológica del Partido Republicano. Además, Thiel considera que el principal enemigo de EE.UU. es China y cree que una implicación excesiva en los asuntos europeos distrae recursos necesarios. Esto pudo alejar a Thiel de la temática ucraniana tras los primeros años de la guerra a gran escala.

  • En tercer lugar, el componente comercial. Cabe señalar que las inversiones tuvieron éxito desde el punto de vista empresarial. Se abrieron nuevos mercados, se encontraron nuevos especialistas y se adquirió una valiosa experiencia. Desde esta perspectiva, la misión en Ucrania para la empresa se cumplió y, a partir de ahí, es asunto del gobierno. El sector privado puede esperar nuevos contratos de reconstrucción o defensa si son financiados por los socios de Ucrania, pero la supervisión directa de Thiel ya no es necesaria en este asunto.

  • En cuarto lugar, el componente ideológico. Para Thiel, Ucrania no representa un modelo ejemplar de gestión estatal. Y aquí todos los factores juegan en contra de Ucrania, ya que Peter Thiel es un reconocido crítico de la democracia, y sus allegados no muestran demasiado interés en defender la democracia en el extranjero. Para él no existe un valor ideológico en el mesianismo democrático. Además, el gobierno ucraniano suele mostrarse poco eficaz, y los fracasos diplomáticos e internos hacen del país un destino poco atractivo para la inversión.

Oportunidades para Ucrania

El primer aspecto son las inversiones en el sector de alta tecnología. Thiel es un inversor especial: no busca mano de obra barata, sino que apoya ideas prometedoras. Tiende a invertir en activos de alto riesgo. Y las inversiones en Ucrania, debido a la situación de seguridad, son en primer lugar de alto riesgo.

Sus finanzas funcionan como una señal: donde él invierte, se concentran los mayores fondos de Silicon Valley. Su apoyo a Facebook, Palantir, SpaceX y Anduril demuestra cómo una sola persona puede abrir puertas a nuevos horizontes financieros y tecnológicos.

El segundo aspecto es que Thiel, en la próxima década, también a través de su influencia sobre políticos como Vance, definirá la política del Partido Republicano y, con alta probabilidad, la de Estados Unidos.

El tercer aspecto: a pesar de que la mayoría de los proyectos de Thiel están orientados al comercio, su motivo personal para actuar a menudo se encuentra en el “plano ideológico”. Y por eso, allí donde Ucrania no puede ofrecer un alto beneficio en comparación con otros, puede ofrecer una “idea”. Thiel es de esas personas cuyo motivo dominante es la “idea”, y no el nivel de ingresos. Esto, en ciertos momentos, resulta ventajoso para Ucrania. Si entiendes cómo piensa, encontrarás el enfoque. Dale una idea y él la respaldará con inversiones (si la idea le interesa, puede financiar incluso con pérdidas comerciales para sí mismo).

¿Con qué se puede interesar a Thiel?

Ucrania ya cuenta con una base comparable con los valores de Thiel: rápida digitalización, la aplicación “Diia”, el régimen jurídico de Diia.City, el explosivo desarrollo de startups durante la guerra y las primeras empresas de defensa orientadas a la exportación. Pero esto no se le ha transmitido a Thiel como algo fuera de la regulación estatal. A Thiel no le gusta la burocracia. Le gustan las conexiones horizontales entre “personalidades elegidas” (ten en cuenta su admiración por Nietzsche).

Por lo tanto, el contacto con Thiel no debe establecerlo el Estado ucraniano, sino “personalidades elegidas” (con pasaporte ucraniano). En términos prácticos: no debe ser Fedorov como ministro quien hable sobre Diia, sino los desarrolladores que no están vinculados al Estado.

Entonces, esto puede convertirse en la base de un diálogo con Thiel sobre inversiones en tecnologías que no solo generan beneficios, sino que también cambian las reglas del juego.

Mostrar que Ucrania, atravesando la crisis, está entrando aceleradamente en la etapa de “cambio de reglas del juego”, a diferencia de muchos otros países donde el alto nivel de burocracia determinará el futuro, mientras que aquí lo harán la “autonomía”, la “libertad”, la “gestión desde el smartphone”. Desarrollo de videojuegos aplicado a la defensa y la formación.

Después, la defensa. Thiel, directa o indirectamente a través de sus fondos, financia desarrollos militares avanzados: drones, inteligencia artificial para el análisis de combates, redes neuronales, sistemas de detección de objetivos, ciberseguridad. Su empresa Palantir ya colabora con Ucrania, y esto es solo el comienzo.

Thiel no teme invertir en el sector de defensa antes de que se convierta en mainstream. Si para él dejamos de ser un campo de pruebas y nos convertimos en socios en la creación de tecnologías de la victoria, Ucrania obtendrá una ventaja increíble.

Otro bloque importante: la política. Thiel no es solo un empresario. Es uno de los pocos multimillonarios que influyen en la formación de la nueva élite estadounidense. Fue él quien apoyó a Trump en 2016, y también quien “presentó” a J.D. Vance, que hoy es vicepresidente de EE.UU. y, posiblemente, mañana se convierta en presidente. A través de sus protegidos: Blake Masters, Vance, Josh Hawley, Thiel se integró en el núcleo del nuevo proyecto republicano.

Sus inversiones en política no son sobre campañas, sino sobre la formación de una nueva filosofía de derechas, donde prevalecen la tecnología, la soberanía, la fuerza y una cierta misión. Si Ucrania quiere hablar con los nuevos republicanos no desde la posición de suplicante, sino como socio, entonces debe construir relaciones con aquellos que tienen influencia real, como Thiel.

Por último, la ideología. Thiel no piensa en periodos cortos. Cree en la ruptura, en el heroísmo, en el papel de la personalidad en la historia. Y es precisamente esta Ucrania la que podemos mostrarle: no como víctima de la agresión, sino como ejemplo de un Estado que, sobre las ruinas del viejo mundo, construye un nuevo modelo civilizacional.

Él es un elitista que cree que el mundo lo cambian individuos, no sistemas. Si logramos presentarnos no como suplicantes, sino como co-creadores de una nueva época, ganaremos un aliado capaz de aportar no solo recursos, sino también reconocimiento. Por lo tanto, Thiel es necesario para Ucrania no solo como inversor, sino también como símbolo. Porque detrás de él vendrán otros. Si Ucrania aspira a un lugar en el club de quienes definen el futuro, figuras como Thiel deben estar cerca.

¿Cómo se puede interesar más a Thiel a corto plazo?

Entendiendo los beneficios, hay que comprender qué le podemos ofrecer. Si hablamos del componente comercial, aquí tenemos una serie de grandes problemas. En Ucrania es difícil hacer negocios. Para atraer inversiones de cientos de millones de dólares se necesitan: estabilidad institucional, impuestos aceptables, ausencia de burocracia y de corrupción. Todo esto no existe en Ucrania, y durante la guerra será extremadamente difícil cambiarlo. También hay que modificar la legislación laboral, las normas sobre divisas, la protección judicial de los inversores y crear un buen mecanismo de inversiones de riesgo, es decir, ampliar la idea de Diia City e invitar inversiones a este proyecto. Todo esto son procesos institucionales largos, pero en cualquier caso hay que empezar.

A corto plazo a Thiel se le puede interesar con “ideología” y “tecnologías”. ¿Cómo se puede organizar esto?

  • Tecnología más ideología. Por ejemplo: la creación de un gran foro en Leópolis, la capital tecnológica de Ucrania, donde existe un potente clúster de TI. Es importante que, dado que Peter Thiel es una figura de peso, la cuestión de su invitación debe abordarse al más alto nivel, probablemente incluso evitando del todo la participación del Estado e intentando hacerlo a través de conocidos tecno-visionarios de Ucrania. Lo más adecuado sería un tecnócrata liberal que luche contra la burocracia gracias a la tecnología. Descriptivamente esto encajaría también con Fedorov, pero el problema es su vinculación gubernamental.

Aunque, en torno a este foro se puede ampliar Diia City, convirtiéndolo no solo en un privilegio, sino en parte de la legislación, permitiendo la entrada a inversores sin “beneficiarios ucranianos”, profundizando en las normas del derecho inglés, abriendo un campus físico para el programa.

Es necesario mostrar de todas las maneras posibles que Ucrania no solo comparte la visión de un futuro tecnológico, sino que trata de convertirlo en una parte inseparable del Estado. La tecnología debe devorar la burocracia, este sería el eslogan del evento. Y Thiel aquí no debe ser un patrocinador pasivo, sino un socio que pueda aportar no solo dinero, sino también su pensamiento (ideología). No pedir dinero – preguntar cómo hacerlo mejor y él dirá “¿cómo?”, y por su interés experimental después lo “financiará”.

También puede interesarle a Thiel Monobank, precisamente su visión. El multimillonario estadounidense a menudo criticó a los bancos largos, burocratizados y anticuados, y Ucrania puede ofrecer un concepto absolutamente nuevo, donde sea posible una transformación ideológica de las finanzas, que en el ideal supone pasar de lo institucional a lo en red, de lo cerrado a lo abierto, de lo estatal a lo ingenieril. Especialmente le pueden interesar los desarrollos de Monobank en el ámbito de las criptoinversiones, que no se lanzaron a causa de la guerra. El acceso a inversiones en criptomonedas y el almacenamiento de dinero de este modo es una visión ideológica de Thiel.

Esto, por supuesto, es un paso mucho mayor hacia la libertad para el sector financiero, que también conlleva los riesgos correspondientes, pero precisamente una “revolución” de este tipo en el corazón de Europa puede hacer que Thiel se plantee invertir en Ucrania.

El proyecto de un nuevo Banco debe convertirse no solo en una solución instrumental al malestar por la burocracia, sino en un instrumento ideológico y geopolítico. La cooperación de un “nuevo banco” así con PayPal puede convertirse además en un éxito comercial.

  • Tecnologías más coleccionista. Aunque Thiel es un ideólogo futurista, le atraen las aspiraciones de las “generaciones pasadas”, que considera de mayor calidad en cuanto a logros tecnológicos: colonias en la Luna, vuelo a Marte, viajes espaciales.

Por eso, a los logros y pensamientos del pasado en el campo de la futurología y la tecnología los trata como un coleccionista. Dar acceso a los archivos soviéticos de Yuzhmash sobre aparatos espaciales y planes (despertar el interés del coleccionista) más el potencial de reanudar los desarrollos (la base existente y la posibilidad de desarrollar tecnologías sobre esa base en Dnipró) puede tener efecto. Allí donde en EE.UU. está limitado por una estricta legislación, en Ucrania debe encontrar la libertad para soñar. Pero para esto Thiel debe creer que la actividad de Yuzhmash será “autónoma” y “desregulada”.

  • Ideología. Desde el punto de vista ideológico también podemos interesar a Thiel. Ucrania es uno de esos países europeos que intenta atraer grandes tecnologías para reducir la burocracia y se desarrolla activamente en esto. Aquí debemos orientarnos en Estonia, que, por cierto, recibió de Thiel inversiones para la digitalización, y profundizar en la idea del mundo digital.

Aquí hay que divulgar ampliamente la imagen de Ucrania como ese país que eligió como camino estratégico la creación, expansión y uso de tecnologías. Por supuesto, para interesar a los inversores es necesario celebrar reuniones, conversaciones personales, crear foros donde invitar a personas como Peter Thiel.

Hay que comunicarse con la diáspora en el extranjero y tender puentes. Para Ucrania esto puede ser Max Levchin, un puente de conexión evidente, ucraniano, cofundador y principal ingeniero de PayPal.

Es necesario organizar un gran foro, que no esté teñido de forma partidista, política o económica, sino ideológica. Hay que presentar a Ucrania como ese país de Europa que comparte la visión de Thiel y, lo que es importante, puede influir en el pensamiento europeo. Leópolis, con sus hoteles, campus universitarios y posibilidad de alquilar grandes salas, encaja perfectamente. En la creación del foro hay que apoyarse en NatCon, un concepto conocido por Thiel.

¿Cómo atrapar a Thiel?

Para “atrapar” a Thiel es necesario rodearlo de una atmósfera familiar, y no simplemente invitarlo como huésped, sino darle la oportunidad de inaugurar el foro, de ser su coautor. Claro que para esto se necesita un gran trabajo diplomático y logístico, pero la esencia es mostrar que Ucrania es uno de los países más avanzados de Europa con una idea fuerte y posibilidades.

En resumen, se necesita una gran estrategia. No es posible atraer grandes sumas de dinero e inversiones sin un trabajo real para llamar la atención sobre uno mismo. Esto debe ser un proyecto común, que pueda incluir la “caza” de inversores concretos, pero ante todo debe implicar la transformación del Estado por dentro.

En cuanto a las acciones reales, deben ser llamativas, grandes y con la implicación de Thiel no solo como invitado, sino como coautor e ideólogo. Hay que involucrar a su entorno y a sus ideas en la implementación.


El artículo analítico fue preparado por Yehor Yarosh, experto en política de EE. UU., especialmente para Resurgam.

El autor del artículo:
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