La guerra contra la lengua ucraniana. ¿Cómo prohíbe Rusia que los ucranianos en los territorios ocupados estudien en su lengua materna?
El pretexto formal de la invasión rusa a Ucrania es la supuesta protección de la población rusohablante. Sin embargo, en los territorios ucranianos ocupados, Rusia ha iniciado un proceso de rusificación, incluido el hecho de prohibir la enseñanza en lengua ucraniana. Esto confirma que el verdadero objetivo de Rusia es destruir la nación ucraniana y su Estado.
Rusia inició la rusificación en 2014
En 2014, Rusia ocupó Crimea y partes de las provincias de Lugansk y Donetsk. De inmediato comenzó un proceso gradual de rusificación en esos territorios. Mientras que en Crimea este proceso fue rápido, en los territorios de las llamadas RPD y RPL avanzó más lentamente debido a la indefinición jurídica de estas entidades.
“Por ejemplo, en Gorlivka, una ciudad cerca de Donetsk, un títere ruso siguió utilizando libros de texto escolares ucranianos ‘durante varios años’ después de 2014 antes de pasar completamente al programa educativo ruso”, escribe Human Rights Watch en su informe.
Tras la invasión a gran escala en 2022, las razones jurídicas para la transición desaparecieron. En los territorios de Donetsk, Lugansk, Járkiv, Jersón y Zaporiyia se implantó el sistema educativo ruso. Los primeros intentos de una asimilación activa de los niños en los territorios ocupados fueron los viajes de escolares y estudiantes a campamentos de verano en toda Rusia con el fin de reeducarlos.
Según un informe de Yale School of Public Health, se contabilizaron un total de 210 centros de reeducación de niños ucranianos. En 130 de los 210 (61,9%) lugares, la comisión especial Humanitarian Research Lab (HRL) documentó procesos de reeducación, que define “como la promoción de mensajes o ideas culturales, históricas, sociales y patrióticas que responden a los intereses del gobierno federal ruso y le sirven”. Al menos en 39 de los 210 (18,6%) establecimientos detectados, los niños ucranianos fueron sometidos a militarización, es decir, “acostumbrar psicológica y físicamente a los niños a las tecnologías, prácticas y cultura de las fuerzas armadas rusas”. Estos centros están situados tanto en Rusia como en los territorios temporalmente ocupados de Ucrania.
Los ucranianos no pueden estudiar en ucraniano
A pesar de los primeros intentos de rusificación mediante la indoctrinación de los niños en la cultura rusa, todos estos programas eran voluntarios (los padres podían negarse) o estaban dirigidos a huérfanos. Dado que Rusia es formalmente un Estado federal, el gobierno apoya la posibilidad de estudiar la lengua nativa de las minorías nacionales de la Federación Rusa, entre las cuales, consecuentemente, pasaron a estar los ucranianos en los territorios ocupados.
En 2023, “RIA NOVOSTI” informó de que el 46% de los alumnos de la región de Zaporiyia decidió estudiar ucraniano como lengua materna. Debían recibir nuevos libros de texto de ucraniano. Pero esta situación no gustó a la administración ocupante, ya que uno de los principales objetivos de la guerra es demostrar la supuesta falta de popularidad de la lengua y cultura ucranianas en los territorios de Ucrania. De lo contrario, la narrativa rusa sobre la presunta imposición del ucraniano en Ucrania se derrumba totalmente, junto con el pretexto para iniciar la guerra.
Tras llevar a cabo trabajo de intimidación entre la población local, en 2025 la administración ocupante pasó a una nueva etapa de lucha contra lo ucraniano: a partir del año académico 2025/2026 se suspenderá por completo el estudio del ucraniano como “lengua materna” en los territorios ocupados.
Al principio, el Ministerio de Educación de Rusia aludió a “un cambio en la situación geopolítica”. Así figuraba en la nota analítica del proyecto de ley sobre educación para el nuevo año. Más tarde, al darse cuenta de lo extraño y vago del argumento, se optó por la versión según la cual la lengua ucraniana había dejado de ser popular en los últimos dos años. Esto es claramente falso, tomando en cuenta las estadísticas rusas de 2023.
De este modo, las autoridades rusas crearon un precedente que no se había dado antes en la historia moderna de la Federación Rusa: eliminar del programa educativo la lengua de una minoría nacional. Se señala que, en teoría, nadie prohíbe estudiar ucraniano como asignatura optativa. Sin embargo, en estas clases optativas se utilizarán libros de texto especiales de ucraniano impresos en Rusia, orientados al antiguo sistema ortográfico ucraniano de finales de la URSS.
Este precedente permite a las autoridades rusas iniciar procesos de asimilación de minorías nacionales en todo el territorio de la Federación Rusa. Tras eliminar la lengua y cultura ucranianas, el gobierno ruso puede emprender acciones similares contra las lenguas y culturas tártara, chechena, yakuta y otras.
En realidad, ya podemos observar el comienzo de este proceso. Por ejemplo, las autoridades de Moscú intentan fusionar la única escuela de la ciudad donde se enseña en tártaro con una escuela rusa corriente. Al unir estas dos escuelas, será posible cancelar la enseñanza en tártaro, alegando de nuevo la supuesta impopularidad de esta lengua entre las familias de los alumnos de la nueva escuela unificada. Así, Rusia crea un sistema de educación y cultura destinado a asimilar progresivamente a todos los pueblos que han quedado bajo su control.
En cualquier caso, Rusia solo podrá detener el proceso de etnocidio del pueblo ucraniano en los territorios ocupados si se produce un cambio radical de régimen político en la Federación Rusa, algo poco probable. Por lo tanto, la recuperación de los territorios ocupados es una cuestión de supervivencia para los 3 millones de hablantes y portadores de la cultura ucraniana.
El artículo analítico fue preparado por Dmytro Olkhovychenko, pasante del grupo de expertos Resurgam.
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