Abrir Sudamérica de nuevo. ¿Cómo es la diplomacia ucraniana en esta región y cómo puede mejorarse?
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Potencial de Sudamérica
El fortalecimiento de los lazos diplomáticos con Sudamérica abre una serie de oportunidades.
En primer lugar, Sudamérica es un gran mercado. No se trata solo del potencial de exportación de una serie de productos, desde cereales y aceite hasta motores de aviación, servicios de TI y equipos energéticos, sino también de importación y cooperación en el desarrollo de litio, cobre y diversos productos.
Por ejemplo, el 55% de las reservas mundiales de litio, uno de los metales más críticos de nuestro tiempo, se encuentra en el triángulo Argentina–Chile–Bolivia. También hay yacimientos de litio en Ucrania, pero en nuestro país no existe explotación industrial. Ucrania puede ofrecer intercambio de experiencia, especialistas y desarrollar proyectos conjuntos, convirtiéndose así en uno de los proveedores globales, especialmente para Europa.
En segundo lugar, en el contexto de la confrontación con Rusia, Ucrania necesita el máximo apoyo internacional. Ucrania impulsa una serie de iniciativas, como la Plataforma de Crimea, la Fórmula de la Paz, la creación de tribunales especiales para los criminales de guerra rusos. Kiev necesita atraer a los países sudamericanos en esta dirección.
El problema es que Moscú tiene una influencia antigua y profunda en la población y en los gobiernos de los países sudamericanos. En particular, Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia son aliados abiertos de Rusia, mientras que Brasil, como líder regional, mantiene una posición neutral-ambivalente. El Kremlin financia activamente sus recursos propagandísticos e intenta promover sus propios relatos en la región. Por ejemplo, RT en Español tiene aproximadamente 18 millones de suscriptores en Facebook y trabaja sistemáticamente con periodistas locales, desacreditando a Ucrania y en general a Occidente.
En tercer lugar, cerca de un millón de ucranianos residen en Sudamérica. Es una gran fuerza que encontró allí un hogar en diferentes períodos de la historia. No solo es un “poder blando” para influir en los gobiernos de los países de esta región, sino también potenciales socios comerciales y una herramienta multivectorial para el fortalecimiento de Ucrania. La cooperación con la diáspora ucraniana en Sudamérica es tanto un objetivo como un instrumento para otros fines.
En cuarto lugar, la cooperación militar. Algunos Estados, en particular Brasil, Argentina y Chile, tienen sus propios complejos militar-industriales que se especializan en la producción de armas ligeras, vehículos blindados, municiones y aviones de aviación básica. La empresa brasileña Embraer es uno de los líderes mundiales en el ámbito de la aviación regional y de transporte militar, y sus aviones ya son utilizados por países de la OTAN. Argentina y Chile tienen una industria desarrollada en los sectores de artillería, blindados y construcción naval, lo cual puede ser útil en la cooperación.
De este modo, Ucrania necesita fortalecer las relaciones diplomáticas con los países de Sudamérica. Entre los principales países para construir relaciones de asociación se encuentran democracias como Argentina y Chile.Piscinas de evaporación de litio en la zona del Salar de Atacama (características «campanas» de color turquesa). Fuentes: Asociación Internacional del Litio y revista Geology for Investors
Relaciones con Argentina
Argentina fue uno de los primeros países en reconocer la independencia de Ucrania ya en 1921, así como en 1991. El país también cuenta con una de las mayores diásporas ucranianas, de entre 300.000 y 500.000 personas.
A pesar de ello, Ucrania desarrolló muy débilmente sus relaciones con Argentina. Antes de la guerra a gran escala, la última visita de un presidente de Ucrania a Argentina fue en 1995, y la visita a Ucrania tuvo lugar en 1998. La comisión intergubernamental ucraniano-argentina de cooperación comercial y económica no se reunió durante 18 años, hasta 2023. Y el acuerdo de cooperación técnico-militar, que se firmó en 2013, nunca fue ratificado.
En cambio, Rusia reforzaba su influencia en el país. Así, los presidentes de Argentina y Rusia se reunieron en varias ocasiones, firmaron una Declaración Conjunta en 2008. Además, Argentina se convirtió en productor y comprador de la vacuna rusa “Sputnik V” durante la pandemia de coronavirus. Por ello, la falta de apoyo de Argentina a Ucrania en 2014 no es sorprendente.
Tras el inicio de la guerra a gran escala en 2022, el vector de atención de Ucrania empezó a cambiar un poco, aunque aún lentamente. El primer contacto entre ambos presidentes se produjo solo cuatro meses después del inicio de la invasión, cuando Alberto Fernández llamó a Volodímir Zelenski.
Pero el resultado negativo de esta diplomacia tan lenta fue que el bloque comercial latinoamericano MERCOSUR rechazó la solicitud de Zelenski de dirigirse a sus participantes. Argentina y Brasil se opusieron a la participación del presidente ucraniano en la cumbre de Asunción. Esto fue un claro indicador de fracaso diplomático. Los Estados mantenían la neutralidad, pero en la práctica intentaban “sentarse en dos sillas”: apoyaban a Ucrania en la ONU, pero seguían cooperando con Rusia.
¿Se corrigieron los errores relacionados con la diplomacia débil? Parcialmente. Una buena señal fue la visita de Zelenski a Buenos Aires el 10 de diciembre de 2023, no solo a la ceremonia de investidura del presidente Javier Milei, sino también para mantener negociaciones sustanciales con el nuevo gobierno. Fue una buena señal, pero sin un trabajo fructífero es muy difícil superar los viejos problemas. En 2025, Argentina no apoyó la resolución de la ONU de condena a la agresión rusa, remitiéndose a Estados Unidos.
Trabajo informativo y diplomacia cultural
Rusia, gracias a sus numerosos canales en español, de los que Ucrania carece, promueve activamente su punto de vista. Moscú difundió activamente narrativas sobre la “guerra civil” en el Donbás y la supuesta creación artificial de Ucrania, entre otras. El Kremlin también especuló con el doloroso tema para los argentinos de las Islas Malvinas (Falkland). Cuando en 2014 Buenos Aires se abstuvo en la votación de la ONU sobre Crimea, las autoridades argentinas se justificaron diciendo que no querían crear un precedente para sus propias reclamaciones territoriales.
Los canales estatales rusos RT y Sputnik difundían propaganda en español para toda Latinoamérica, mientras que Ucrania no tenía un recurso equivalente para transmitir su posición. Las apelaciones directas de funcionarios ucranianos rara vez llegaban al público argentino. Zelenski dio varias entrevistas a la prensa latinoamericana e incluso se dirigió a los espectadores durante la ceremonia de los “Grammy” en un canal en español, pero hubo pocos de estos momentos informativos.
La embajada de Ucrania mantenía páginas en redes sociales y organizaba eventos puntuales, pero al comienzo de la guerra no se aprovechó el potencial de la diplomacia pública. Como resultado, parte de los argentinos seguía prisionera de estereotipos o simplemente desorientada respecto a las causas y el desarrollo de la guerra.
En los últimos años la situación ha mejorado algo. En abril de 2025, una delegación de defensores de derechos humanos de Ucrania visitó Buenos Aires, llevando a cabo actos educativos sobre los crímenes de guerra rusos. Y antes, en 2024, la embajada de Ucrania organizó proyecciones especiales de documentales sobre la guerra en un cine de la capital. Lo importante es que durante el evento se anunció la presentación ante un tribunal argentino de la primera demanda bajo el principio de jurisdicción universal, en nombre de un ucraniano torturado por los ocupantes rusos.
Es decir, Ucrania implicó a la justicia argentina en la persecución de los crímenes de Rusia. Esto puede calificarse como acciones positivas, pero aún queda mucho por hacer. Es necesario aumentar la cantidad de contenido en español, atraer periodistas argentinos a Ucrania y continuar con el intercambio cultural.
La diáspora ucraniana en Argentina
Es necesario aprovechar la diáspora ucraniana, que es una de las mayores del mundo, con entre 300.000 y 500.000 personas. Entre ellos actúan activamente centros culturales y religiosos, como “Prosvita”, “Plast”, “Vidrodzhennia” y otra decena bajo la coordinación de la Representación Central Ucraniana.
Ya el 25 de febrero de 2022, los ucranianos de Buenos Aires organizaron la primera manifestación masiva contra la agresión rusa en el centro de la ciudad. En los meses siguientes estas acciones se hicieron regulares en todo el país: la diáspora recolectaba ayuda humanitaria, organizaba eventos benéficos, participaba en campañas mediáticas en apoyo a Ucrania. El error de Ucrania fue que al principio estas iniciativas se realizaban mayoritariamente de forma espontánea, sin la debida coordinación por parte del Estado. Ucrania no implicaba lo suficiente a su propia comunidad en el extranjero como “poder blando”.
La fuerza de la comunidad ucraniana puede verse observando las elecciones en Argentina en 2023. La embajada de Ucrania y las principales asociaciones de la diáspora, antes de las elecciones, se dirigieron a todos los principales candidatos pidiendo apoyo público a Ucrania. El resultado: tanto el derechista Javier Milei, como la conservadora Patricia Bullrich, y el centrista Sergio Massa, todos se fotografiaron con carteles de “Estamos con Ucrania” junto al embajador ucraniano y al presidente de la Representación Central Ucraniana.
El trabajo con la diáspora es el mejor indicador del cambio de la diplomacia ucraniana hacia mejor. Argentina se convirtió en líder en la región en volúmenes de ayuda humanitaria a Ucrania: más de 105 toneladas de carga fueron enviadas con la ayuda de la agencia estatal “Cascos Blancos” y la comunidad ucraniano-judía. Este es un ejemplo de consolidación sana y positiva: la diáspora recolectaba la ayuda, el empresario argentino Enrique Piñeyro la transportaba gratuitamente en su avión a Polonia, y desde allí la carga iba a Ucrania. El éxito de esta y otras acciones similares demuestra lo eficaz que puede ser la cooperación con la comunidad si se coordina adecuadamente.
Sin embargo, el potencial político de la diáspora no se utilizó plenamente, ya que falta una estrategia clara y bien pensada “desde casa”. Y eso es comprensible, ya que Ucrania empezó a trabajar activamente con la diáspora en Argentina prácticamente solo ahora.
Relaciones con Argentina tras la llegada de Javier Milei
La elección de Javier Milei como presidente de Argentina en 2023 se convirtió en una especie de “regalo” para la diplomacia ucraniana. Incluso antes de asumir el cargo, Milei se distinguía por declaraciones contundentes: el día del inicio de la invasión acudió al parlamento con una bandera ucraniana y proclamó que no pensaba “hacer tratos con asesinos, ni con Putin ni con Xi Jinping”, además de criticar a los líderes occidentales por su falta de dureza hacia el Kremlin. Todo ello mostraba cierto optimismo y dio esperanza de un nuevo aliado en Sudamérica.
Sin embargo, en realidad, no todo es tan positivo como podría parecer. El problema no estaba en la voluntad política, sino en las posibilidades reales de Argentina, que fueron algo sobreestimadas. En efecto, en los primeros meses de su mandato Milei dio varios pasos simbólicos: Argentina se unió al formato “Ramstein” y declaró su disposición a transferir a Ucrania dos helicópteros Mi-17 de fabricación rusa e incluso consideraba la entrega de antiguos aviones de ataque Super Étendard. Esto provocó un fuerte descontento en Moscú, pero al mismo tiempo en la propia Argentina surgió un debate sobre la conveniencia de tal ayuda.
Como resultado, los representantes de Milei desmintieron públicamente la posibilidad de suministrar armas a Ucrania, alegando la difícil situación económica y la falta de recursos. La parte ucraniana probablemente se apresuró a publicitar los posibles suministros, lo que puso a Buenos Aires en una posición incómoda ante sus ciudadanos y sus socios tradicionales: China y Brasil. El error se comprendió a tiempo: las negociaciones posteriores sobre armamento continúan a puerta cerrada para evitar la politización de un asunto tan delicado.
La interacción con la nueva administración argentina, por el momento, avanza con bastante éxito y esto es también el resultado de aprender de los errores. Argentina se ha sumado a varias iniciativas ucranianas. El trabajo con la diáspora, así como la visita personal del presidente a Argentina, crearon condiciones favorables para el desarrollo de la diplomacia en los últimos veinte años. En cambio, el nuevo reto consiste en transformar el apoyo declarado en acciones concretas. Argentina se convirtió en una plataforma y en el primer intento de revitalizar la diplomacia en esta región.
A pesar de las dificultades económicas, Argentina cuenta con un complejo militar-industrial desarrollado que potencialmente puede convertirse en socio de Ucrania en el ámbito de la cooperación en defensa. Cabe destacar la empresa Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA), que fabrica y moderniza aviones militares (incluido el caza IA-63 Pampa, aviones de transporte y complejos de instrucción). Ucrania podría aprovechar esta vía para programas conjuntos de reparación y modernización de aeronaves, así como en proyectos de formación y entrenamiento. También en materia de blindados y armamento ligero. El ejército argentino utiliza tanques TAM (Tanque Argentino Mediano) modernizados de origen alemán y cuenta con programas propios de desarrollo de vehículos blindados de transporte de personal. Ucrania podría participar en programas de modernización de blindados, intercambiar tecnologías en el ámbito de la óptica, sistemas no tripulados de control y municiones. También resulta interesante la cooperación en el ámbito de motores de aviación y tecnologías espaciales. Argentina participa en programas espaciales regionales (a través de CONAE), en particular en la producción de satélites y sistemas de observación. Las empresas ucranianas, que poseen una amplia experiencia en el sector aeroespacial (por ejemplo, “Pivdenmash”), pueden encontrar puntos de contacto para proyectos conjuntos en el ámbito de la inteligencia satelital, con relevancia tanto civil como de defensa.El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, junto con otros líderes durante la Cumbre por la Paz celebrada en Suiza del 15 al 18 de junio de 2024. Fuente: Urs Fluhler en REUTERS
Oportunidades para la cooperación
Ahora es necesario prestar atención a las acciones. En primer lugar, la cooperación económica. El paso más importante será la creación de una empresa conjunta ucraniano-argentina para la extracción y el procesamiento de litio, ya que Argentina posee algunos de los yacimientos más grandes del mundo, mientras que Ucrania cuenta con tecnologías y especialistas que pueden participar en el desarrollo de estos recursos. El socio debe ser YPF Litio, empresa estatal que ya trabaja en este ámbito, y en Ucrania debe implicarse “Ukrlitiyvidobuvannya” para formar el bloque tecnológico.
Paralelamente, hay que activar la cooperación agrícola: los fabricantes ucranianos de maquinaria agrícola, como “Elvorti” o “Lozivski Mashyny”, pueden suministrar equipos y poner en marcha líneas de producción conjuntas, mientras que empresas biotecnológicas como “Enzym” pueden crear laboratorios conjuntos de biofertilizantes.
Argentina, como gigante agrícola mundial, también estará interesada en cooperar con científicos ucranianos en la gestión de recursos hídricos, y la Universidad de Buenos Aires o la Universidad de Córdoba pueden convertirse en socios para programas educativos y aplicados.
Una dirección importante será la reanudación de la cooperación aeronáutica: la empresa estatal FAdeA puede asociarse con la empresa estatal “Antonov” para la modernización de aviones y la creación de proyectos conjuntos en el ámbito técnico-militar. El potencial aquí es grande, lo fundamental es aprovecharlo.
A nivel empresarial, Ucrania debe orientarse hacia empresarios influyentes: Enrique Piñeyro, que ya organizó vuelos humanitarios, debería recibir el estatus de cónsul honorario de Ucrania, y Marcelo Mindlin, propietario de Pampa Energía, debe ser implicado en proyectos energéticos conjuntos. En el sector agrícola, un aliado clave puede ser Gustavo Grobocopatel, de origen ucraniano y propietario de Los Grobo, cuyo negocio puede vincularse con startups agrícolas ucranianas para acceder a los mercados mundiales. Para la coordinación es necesario crear una Cámara de Comercio Ucraniano-Argentina en Buenos Aires y lanzar el fondo Ukraine-Argentina Recovery Fund, que atraerá inversiones argentinas para la reconstrucción de Ucrania.
En segundo lugar, acciones políticas. El presidente Javier Milei, que ya ha declarado su apoyo a Ucrania, debe ser implicado en gestos simbólicos, por ejemplo en declaraciones conjuntas sobre la agresión rusa como una manifestación de colonialismo, lo que encaja de forma natural en el discurso argentino sobre las Islas Malvinas.El presidente de Argentina, Javier Milei (izquierda), y Volodymyr Zelensky (derecha) durante la cumbre de paz celebrada en Suiza los días 15 y 16 de junio de 2024. Fuente: Oficina del presidente de Ucrania
Chile – un bastión del apoyo diplomático a Ucrania
Las relaciones de Ucrania con Chile se enfrentan a los mismos problemas que las ucraniano-argentinas. Los principales errores: una presencia diplomática lenta y débil, un intercambio cultural insuficiente y un mal entendimiento del contexto interno del país.
Tras febrero de 2022 no se nombró un embajador específico en Santiago – las funciones las desempeñaba el embajador en la vecina Argentina. Este problema ya demostraba el débil desarrollo de las relaciones con Chile. Solo el 27 de octubre de 2023 el presidente Zelenski nombró al nuevo embajador de Ucrania en Chile, Yuriy Dyudin.
El presidente Gabriel Boric, joven líder de centroizquierda que asumió el cargo en marzo de 2022, ya en los primeros días de la invasión se puso decididamente del lado de Ucrania: “Rusia eligió la guerra… Chile condena la invasión de Ucrania, la violación de su soberanía y el uso ilegal de la fuerza”. Sin embargo, el primer diálogo presidencial tuvo lugar únicamente en julio de 2022, cuatro meses después de la invasión a gran escala.
Estos errores se corrigieron en parte, ya que los presidentes mantuvieron dos videoconferencias (julio de 2022 y marzo de 2023) y se reunieron personalmente al margen de la Asamblea General de la ONU en Nueva York en septiembre de 2023. Durante ese encuentro, Zelenski agradeció a Chile su apoyo constante a nivel de la ONU y expresó su interés en profundizar la cooperación con toda América Latina. Sin embargo, a 2025 no se han realizado visitas al más alto nivel, lo que sigue siendo un “gestalt pendiente” de la diplomacia bilateral.
Ucrania no aprovechó plenamente el potencial de Chile como socio. A pesar de la disposición de Santiago a contribuir a la resolución de las consecuencias de la guerra, se pospusieron los pasos concretos. Solo en junio de 2024 el presidente Boric, en la Cumbre de Paz en Suiza, anunció públicamente que Chile se sumaría al desminado humanitario del territorio de Ucrania tras el fin de la guerra. Lamentablemente, la ayuda real quedó supeditada a un futuro alto el fuego. Ucrania probablemente no insistió en una participación más activa de Chile antes del fin de las hostilidades – por ejemplo, en el ámbito de la formación de zapadores o en la provisión de equipos ahora. Así se perdió la oportunidad de obtener ayuda inmediata.
Chile se mantuvo como bastión del apoyo diplomático. En enero de 2025 el Senado chileno aprobó una resolución exigiendo restaurar la integridad territorial de Ucrania y llamando a aumentar la ayuda humanitaria.
Trabajo informativo y diplomacia cultural
En el contexto del intercambio cultural e informativo los problemas son similares para toda América Latina, a saber, la falta de contenido en español. Ucrania perdió frente a Rusia en la lucha por los oyentes hispanohablantes.
Un ejemplo de mala labor pública fue la situación en torno al discurso de Volodímir Zelenski ante el Congreso de Chile. Este discurso pudo organizarse solo un año después del inicio de la invasión. El 4 de abril de 2023 el parlamento chileno celebró una sesión especial para la intervención en línea del presidente de Ucrania. Sin embargo, representantes de la coalición gobernante de las fuerzas de izquierda, en particular diputados del Partido Comunista y de algunos partidos del “Frente Amplio”, no acudieron al discurso de Zelenski en señal de protesta. Los diputados expresaron que Chile debía pensar no en “apoyar a una de las partes del conflicto”, sino en “qué más podemos hacer por la paz”. Esto demuestra que la diplomacia ucraniana no realizó un trabajo previo con ese campo político.
Fue un error suponer que dentro de la coalición progresista de Boric reinaba la unanimidad respecto a Ucrania. Hubiera sido oportuno transmitir de antemano, a través de la embajada o de canales informales, los mensajes de Zelenski a los partidos de izquierda – sobre el carácter colonial de la agresión rusa, sobre los derechos humanos, cercanos al discurso de la izquierda. En cambio, estalló un escándalo: los medios escribieron sobre la protesta de los comunistas, lo que en parte desplazó el foco del propio discurso de Zelenski hacia las discrepancias internas chilenas.
Todo esto forma parte de la baja presencia cultural. Después del 24 de febrero de 2022 la situación mejoró un poco gracias a los esfuerzos de los entusiastas: en Santiago se celebró la exposición “Mi casa – Ucrania”, organizada conjuntamente por la corporación ucraniano-chilena “Malva” y la comunidad “Ucranianos en Chile”. Estos eventos acercaron a los chilenos a la cultura ucraniana y a los problemas de la guerra. La embajada de Ucrania también apoyó ferias benéficas “Sabores de Ucrania”, donde todos podían degustar platos ucranianos y los fondos recaudados se destinaban a necesidades humanitarias. Pero estos actos tuvieron un carácter puntual, cubriendo sobre todo la capital y un círculo limitado de interesados.
A nivel nacional la diplomacia cultural de Ucrania no se convirtió en un factor de mejora de las relaciones: en Chile no se celebraron grandes proyecciones de cine ucraniano, giras de grandes compañías ni campañas informativas de larga duración. Tal inercia se explica en parte por la guerra y la falta de recursos, pero sigue siendo una omisión. Como resultado, amplios sectores de la sociedad chilena se enteraban de Ucrania solo a través de las noticias sobre la guerra, y no mediante la comprensión de paralelismos históricos o culturales. Esto facilitaba el trabajo de la propaganda rusa, que podía imponer cualquier mito sobre Ucrania.
En 2023, cuando América Latina se convirtió en una de las direcciones estratégicas de la diplomacia, la situación empezó a mejorar un poco. Aparecieron intervenciones regulares de la dirigencia ucraniana dirigidas a la audiencia hispanohablante – entrevistas de Zelenski en español (CNN en Español, etc.) y publicaciones en su cuenta oficial de X (Twitter) en lengua española. Ucrania empezó a promover más activamente sus narrativas: en mayo de 2023, en particular, invitó a un grupo de periodistas y líderes de opinión latinoamericanos a visitar Ucrania para que vieran con sus propios ojos las consecuencias de la agresión rusa.La delegación ucraniana, junto con el embajador de Ucrania en Chile, Yuriy Dyudin, se reúne con representantes del Gobierno chileno para tratar el tema del regreso de los niños ucranianos secuestrados por Rusia. Fuente: Sitio web oficial del presidente de Ucrania
Diáspora ucraniana en Chile
En Chile la diáspora ucraniana es pequeña, alrededor de mil personas. Probablemente, esto fue la causa de su ignorancia y de la falta de sistematicidad en el trabajo con ella. No se creó ningún centro de coordinación ni siquiera una plataforma de comunicación. El máximo del trabajo con la diáspora consistió en pequeños actos culturales con motivo del Día de la Independencia, etc.
Y esto a pesar de que la pequeña diáspora era realmente activa. Desde actos de solidaridad, piquetes frente a la embajada de Rusia hasta ferias benéficas y exposiciones. Gracias al lobby social, en el parlamento chileno se creó un grupo interparlamentario de amistad con Ucrania (en ambas cámaras) ya en abril-mayo de 2022.
La situación mejoró algo con el tiempo. Por ejemplo, en agosto de 2023 con el apoyo de la Primera Dama Olena Zelenska se inauguró en la Biblioteca Nacional de Chile el “Rincón del Libro Ucraniano”, un gesto simbólico que fue posible también gracias a la participación de la diáspora. Pero deberían producirse más cambios positivos de este tipo, ya que la diáspora, por pequeña que sea, es un distribuidor natural de cultura, apoyo y pensamientos ucranianos.
A pesar de los fallos mencionados, Chile se convirtió en uno de los socios latinoamericanos más coherentes de Ucrania. Santiago condenó la agresión de la Federación Rusa y votó a favor de todas las resoluciones de apoyo a Ucrania. Y el índice de confianza de los chilenos hacia Zelenski es uno de los más altos del mundo (64% positivo – tercer lugar entre los líderes extranjeros). Esto significa que Chile dio pasos para crear buenas relaciones diplomáticas. Ahora Ucrania debe reforzar la cooperación con el país.
Oportunidades para la cooperación
En el plano económico la tarea clave es la creación de un clúster conjunto en el ámbito de los metales críticos y de las tecnologías de baterías. Chile es uno de los líderes mundiales en la extracción de cobre y litio, mientras que Ucrania posee uno de los mayores yacimientos de litio de Europa, pero no tiene una base industrial desarrollada para su procesamiento.
Esto abre la posibilidad de crear un consorcio entre estructuras ucranianas como “UkrLitiyVidobuvannia” y la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania por un lado, y las compañías chilenas Codelco, SQM y CORFO por el otro. En el marco de tal consorcio convendría lanzar un hub de producción catódico-anódica conjunto en territorio ucraniano para suministrar materiales listos al mercado de la UE, abriendo al mismo tiempo laboratorios científicos en Antofagasta y en Kiev para I+D en el ámbito de las baterías y del reciclaje de masas negras.
Paralelamente debe desarrollarse la cooperación en el campo de la energía verde. Ucrania puede obtener acceso a la experiencia de Chile en proyectos de hidrógeno en el desierto de Atacama, mientras que a su vez puede proponer sus propias soluciones para la modernización de redes energéticas y la ciberseguridad.
En el plano diplomático conviene apostar por la consolidación institucional de la cooperación a largo plazo. Es necesaria una embajada permanente en Santiago con consejeros económicos y científicos, una comisión intergubernamental anual Ucrania–Chile con una amplia agenda (economía, energía, metales críticos, Antártida, seguridad digital) y un intercambio parlamentario regular.
Una dirección especial de la diplomacia debe ser la cooperación antártica. Ucrania y Chile tienen ambas sus estaciones polares. Y Chile posee una base logística estratégica en Punta Arenas. El uso de esta región como hub para expediciones ucranianas permitirá abaratar y acelerar el trabajo de nuestra estación “Akademik Vernadsky”. Paralelamente se pueden desplegar programas científicos conjuntos con el Instituto Antártico Chileno en las esferas de climatología, biología y energías renovables. Tales pasos no solo consolidarán a Ucrania en el ámbito de la “diplomacia antártica”, sino que también elevarán su imagen como socio serio en proyectos científicos globales.
En el ámbito militar y de seguridad la cooperación con Chile debe desarrollarse en dos direcciones: la industria de defensa y el desminado humanitario. Es necesario actualizar el acuerdo de cooperación técnico-militar, atrayendo a las compañías estatales FAMAE y ASMAR a proyectos conjuntos con “Antonov”, “Motor Sich” y “Ukroboronprom” en el campo de la reparación y modernización de equipos, así como en el desarrollo de plataformas marítimas y aéreas.
También conviene crear un programa de entrenamientos conjuntos en el campo de la ciberseguridad, ya que Chile cuenta con su propio centro gubernamental de ciberdefensa (CSIRT Gobierno de Chile), que puede convertirse en socio del Servicio Estatal de Comunicaciones Especiales y Protección de la Información de Ucrania.
En la parte del desminado humanitario se debe pasar de las promesas de ayudar “después de la guerra” a acciones concretas ya ahora: formación de zapadores, suministro de medios de ingeniería y sensores remotos, despliegue de instructores chilenos en cooperación con las unidades ucranianas, en el mejor de los casos. Un complejo de acciones de este tipo permitirá trasladar la cooperación con Chile al estatus de asociación estratégica a largo plazo.Delegación ucraniana en una reunión con el ministro de Asuntos Exteriores de Chile, Alberto van Klaveren, el 17 de mayo de 2024. Fuente: Ministerio de Defensa de Ucrania
Conclusiones
La diplomacia ucraniana en Sudamérica, a pesar de algunos pasos positivos en los últimos años, sigue en una fase de formación y cuenta con un importante potencial no aprovechado. La región, que abarca decenas de Estados con diversas particularidades económicas, políticas y culturales, puede convertirse en un factor clave para Ucrania en tres dimensiones: económica, política y de seguridad. Económicamente, Sudamérica es un mercado de metales críticos (litio, cobre), productos agrícolas, energía y tecnologías de la industria militar, donde Ucrania puede encontrar socios para inversiones, empresas conjuntas y programas científicos. Políticamente, la región tiene peso en organizaciones internacionales (ONU, MERCOSUR, CELAC), y su apoyo en las votaciones de resoluciones ucranianas o su participación en la Plataforma de Crimea o en cumbres de paz refuerza la legitimidad global de la posición de Ucrania. En el ámbito de la seguridad, Sudamérica puede aportar cooperación en aviación, blindados, ciberseguridad, tecnologías espaciales e incluso misiones de mantenimiento de la paz.
Al mismo tiempo, el principal problema es la debilidad institucional de la diplomacia ucraniana: contactos tardíos al más alto nivel, ausencia de una política cultural y de comunicación sistemática con la población local, y una coordinación insuficiente con la diáspora ucraniana. Rusia, en cambio, lleva años invirtiendo en propaganda, vínculos políticos y gestos simbólicos, explotando en particular los traumas históricos de la región. Esto ha creado una situación en la que incluso países aliados no siempre están dispuestos a convertir el apoyo declarativo a Ucrania en pasos concretos.
Los ejemplos de Argentina y Chile muestran que la situación puede cambiar. En Argentina, la elección de Javier Milei abrió una nueva ventana de oportunidades, pero requiere de un contenido adecuado con proyectos concretos en los ámbitos técnico-militar y económico. En Chile, que apoya de manera constante a Ucrania, es necesario pasar de los gestos simbólicos a una cooperación institucionalizada en energía, Antártida, industria de defensa y desminado humanitario.
En general, Ucrania debe “redescubrir Sudamérica”, es decir, superar la inercia de las décadas pasadas y convertir la región en una nueva plataforma de su política exterior. Esto exige una presencia diplomática permanente, una expansión cultural y la creación de programas económicos y de seguridad conjuntos. Solo así Ucrania podrá contrarrestar la influencia de Moscú, reforzar sus propias posiciones en el mundo y abrir nuevas oportunidades para el desarrollo del Estado.Buenos Aires, Argentina. 25 de febrero de 2022. Manifestantes ondean banderas de Ucrania durante una protesta frente a la embajada de Rusia. Fuente: foto: Luciano González / Noticias Argentinas
Material analítico preparado por Yehor Yarosh, experto en política de EE. UU., exclusivamente para Resurgam.
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