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4 nov 2025|5 MIN.
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¿Puede Ucrania salir del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares?

Después de 1994, Ucrania se convirtió en uno de los principales ejemplos de desarme nuclear en el mundo, al renunciar al tercer arsenal nuclear más grande del planeta. Parecería que, a cambio de ello, Ucrania debería haber obtenido seguridad. Sin embargo, la invasión de Rusia en Ucrania en 2014 y 2022 puso en duda la eficacia del Memorando de Budapest, así como el funcionamiento de los mecanismos internacionales de garantía y de los acuerdos sobre la no proliferación nuclear.

Por eso, la cuestión de si Ucrania puede abandonar el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP) ha adquirido no solo un significado teórico, sino también estratégico, para comprender las perspectivas del desarrollo de la política de seguridad de Kyiv y sus relaciones con los socios internacionales.

Contexto: entre el Memorando de Budapest y el Tratado sobre la No Proliferación

Ucrania se adhirió al TNP el 5 de diciembre de 1994, cuando en Budapest se firmó el Memorando entre Ucrania, Estados Unidos, el Reino Unido y la Federación de Rusia. A cambio de renunciar a las armas nucleares, Ucrania recibió garantías de seguridad (security assurances) sobre la inviolabilidad de sus fronteras y su soberanía por parte de los demás firmantes.

Sin embargo, tras la agresión de Rusia en 2014, este documento perdió de facto su fuerza jurídica. Los países firmantes no cumplieron la parte clave del acuerdo: garantizar la seguridad del Estado que renunció a su condición nuclear. Por ello, en los círculos políticos y jurídicos de Ucrania, especialmente a lo largo de 2024, se escucha cada vez con más frecuencia la opinión de que, dado que uno de los garantes violó las condiciones del Memorando, y los demás no las cumplen plenamente, Ucrania tiene derecho a cuestionar sus obligaciones en virtud del TNP.

De acuerdo con el artículo X del Tratado sobre la No Proliferación, un Estado parte puede retirarse si: “decide que acontecimientos extraordinarios, relacionados con el contenido de este Tratado, han puesto en peligro los intereses supremos de su país.”

Ucrania tiene un argumento: la falta de garantías de seguridad y la existencia de una amenaza abierta a su soberanía constituyen precisamente un acontecimiento extraordinario de ese tipo. Formalmente, la salida es posible, aunque el problema radica en que las consecuencias políticas podrían ser mucho más graves que las jurídicas.

Limitaciones jurídicas y posibles vías para superarlas

Ucrania es una parte plenamente reconocida del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP), y su salida está prevista por el derecho internacional, aunque requiere seguir un determinado procedimiento. En particular, el Estado debe notificar a todas las partes del tratado y al Consejo de Seguridad de la ONU con tres meses de antelación antes de la retirada efectiva. En este sentido, no existen obstáculos formales para poner fin a la participación.

El problema radica en otro aspecto: Ucrania también ha firmado una serie de acuerdos derivados, en particular el Acuerdo de Salvaguardias con el OIEA (MAAE), que la obliga a no producir ni acumular armas nucleares. La salida del TNP no anula automáticamente estas obligaciones: sería necesario denunciar por separado los acuerdos internacionales correspondientes, lo que podría interpretarse como una violación de la estabilidad internacional. Además, no todos estos tratados prevén un mecanismo claro de denuncia o retirada.

Existe también el argumento relacionado con las obligaciones derivadas de la Carta de las Naciones Unidas, que establece que los Estados miembros deben abstenerse de realizar acciones que amenacen la paz. Incluso si la salida del TNP fuera jurídicamente posible, su implementación sin un amplio apoyo diplomático podría ser interpretada como un ataque al régimen global de no proliferación, lo que haría que Ucrania corriera el riesgo de perder su estatus de socio del mundo occidental.

Al mismo tiempo, la salida del TNP no significa automáticamente la creación de armas nucleares, sino que únicamente otorga al Estado el derecho a determinar de forma independiente su política de seguridad. Así, la denuncia del tratado podría convertirse más bien en un instrumento político de presión, y no necesariamente en un camino hacia la remilitarización.

Reacción internacional: la dimensión geopolítica

Un posible intento de Ucrania de denunciar el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP) con gran probabilidad provocaría una reacción enérgica por parte de los principales actores internacionales.

Estados Unidos y la Unión Europea podrían considerar tal paso como una amenaza al orden internacional. La diplomacia occidental podría recurrir a sanciones y restricciones en la ayuda militar y financiera, que actualmente desempeña un papel crucial en la capacidad de defensa de Ucrania. Aunque el apoyo a Ucrania hoy es sin precedentes, incluso sus aliados buscan evitar un precedente que socave la lógica del régimen de no proliferación nuclear. Además, como mostró la experiencia de principios de 2025, esta ayuda puede verse limitada incluso por divergencias menores en la visión sobre las cuestiones de seguridad.

Rusia, por su parte, aprovecharía esto como un argumento propagandístico, afirmando que Ucrania viola sus compromisos internacionales y que no merece ser un socio legítimo del mundo occidental. El Kremlin podría intentar impulsar nuevas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU contra Kyiv y buscar apoyo entre los países que promueven el concepto de “control nuclear”, lo que podría dividir la posición de los países democráticos en cuanto a la ayuda a Ucrania.

Al mismo tiempo, otros Estados como China, India o Irán observarían atentamente el desarrollo de los acontecimientos, ya que el precedente de una retirada ucraniana podría influir en los enfoques globales hacia la política nuclear.

Irán podría utilizarlo como un argumento adicional en sus negociaciones sobre su propio programa nuclear. India, que no es parte del TNP, podría radicalizar su política respecto al uso de armas nucleares. China (RPC) podría comenzar abiertamente a aumentar su potencial nuclear, justificándolo por su deseo de mantener la seguridad mundial y continuar su política de sustitución del papel de Estados Unidos como “gendarme mundial”.

En definitiva, la denuncia del TNP podría generar para Ucrania una aislación diplomática o, al menos, afectar negativamente la percepción del actual liderazgo político ucraniano ante los líderes mundiales.

Conclusiones clave y perspectivas

Ucrania tiene el derecho jurídico de retirarse del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP), basándose en el artículo X del tratado y en el incumplimiento del Memorando de Budapest por parte de algunos de sus firmantes, en distintos grados. Sin embargo, tal paso conlleva enormes riesgos geopolíticos: aislamiento internacional, pérdida de confianza por parte de los socios y posibles sanciones económicas.

Ucrania tiene fundamentos sólidos para plantear la cuestión de la justicia del Memorando de Budapest, pero la retirada del TNP es más bien una medida extrema y políticamente arriesgada, que difícilmente podría considerarse un camino realista hacia el fortalecimiento de la seguridad nacional. En cambio, una estrategia más realista sería revisar las condiciones de las garantías internacionales: exigir la creación de un nuevo sistema de garantías de seguridad, formalizado en un tratado multilateral o incluso bilateral con Estados Unidos y los países de la Unión Europea, que contenga procedimientos concretos y mecanismos de sanción en caso de violación.

Así, la visión actual de seguridad de Ucrania no reside en la restauración de su estatus nuclear, sino en la creación de un sistema eficaz de garantías internacionales que corresponda a las realidades del siglo XXI. Esta concepción refleja un enfoque pragmático de Kyiv: fortalecer su capacidad de defensa sin violar el derecho internacional, pero reconociendo que la confianza en las garantías de seguridad previas se ha perdido de manera definitiva.


El artículo analítico fue preparado por Fedor Kryvenkov, pasante del think tank Resurgam.

El autor del artículo:
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